martes, 4 de junio de 2013

♣ INDULTO A FUJIMORI. INTERESANTES PROPUESTAS BIEN FUNDAMENTADAS

SOBRE EL INDULTO A FUJIMORI. PROPUESTAS
Por Juan Cristobal

Es un problema complejo, pues las presiones del fujimorismo y de la derecha son diversas y van por muchos canales, desde los aparentemente humanitarios, políticos hasta los mediáticos. Yo veo DOS PROPUESTAS y UNA ALTERNATIVA que pueden ser planteadas desde la óptica de una izquierda que desea una salida justa para el país. Justa, pero dura, aleccionadora para el futuro. Y no una aparente reconciliación como plantea el Apra, poniendo su ejemplo de sus dirigentes que, dicen, cuando salían de persecuciones políticas, extendía la mano del perdón para la reconciliación, pero se olvidan que jamás hubo reconciliación ni del Apra, ni con ellos.

                        CON SU CARA DE MANDÓN Y DICTADOR
                                LÓGICAMENTE CULPABLE

Bueno, La PRIMERA PROPUESTA.

Plantear que el problema no es tanto jurídico, aunque tiene sus visos y aristas, pero sí es político. Y hay antecedentes que nos llevan a ello, especialmente por las deshonestidades y cobardías de Fujimori, que son varias, en su carrera a la presidencia.

 Veamos algunas. Cuando había convocado a una reunión de prensa para presentar su programa político en la primera elección que se presentaba, no quiso hablar porque no lo tenía, entonces mandó decir a Susana, su esposa en ese momento, que le había caído mal una comida, el bacalao, y estaba con indigestión.

Cuando en la polémica con Vargas Llosa se apagaron las luces por orden de él, porque no quería seguir discutiendo temas que no sabía o que no había preparado.

Cuando el general Jaime Salinas Sedó quiso sacarlo legalmente, junto con un grupo de compañeros de alta graduación, él se escondió en un cuartel militar, pero mandó a Montesinos detener a Salinas Sedó y a sus demás compañeros, aprovechando su condición de presidente, y los encarceló, aduciendo que habían querido matarlo.

Cuando se fue a Japón dejando la presidencia del país, pues ya se habían descubierto los vladivideos de la corrupción, renunció por fax.

Cuando para que no lo extraditaran postuló como japonés al Parlamento nipón y no salió.
Y ahora, que él y sus hijos piden el indulto humanitario, hay varias facetas en este desarrollo.

Cuando fue detenido y en la primera audiencia gritó "¡Soy inocente!", los hijos y la defensa avalaron ese grito y dijeron permanentemente que era inocente. Al ser sentenciado, por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, por corrupción y secuestro la familia y el propio Fujimori insistían en su inocencia, aunque Fujimori admitió culpabilidad en varios otros agravios penales.

Ahora que siente que su salud está, digamos, maltratada, Fujimori y la familia piden el indulto humanitario, no importándoles lo que ellos afirmaban: que era inocente. Pues el indulto humanitario, si se lo dieran, no lo exime de las culpas a que fue sentenciado. Pero él y los hijos lo que desean es verlo en su casa. Es decir, Fujimori no es consecuente, una vez más, con su grito de inocencia y sus hijos tampoco, que siempre adujeron, una y otra vez, que jamás pedirían el indulto.

Sólo la inefable e intraducible Martha Chávez acaba de decir, solitariamente, que si le dan el indulto humanitario significa que es inocente de lo que lo sentenciaron. Es decir, esta congresista sigue, como una bruja, arando en el mar. Fujimori, por los antecedentes que hemos citado, no es capaz de cargar con ese grito que lanzó en la primera audiencia. Lo honesto, desde el punto de vista de él y de su inocencia, debía ser morir en la cárcel, mensaje que les daría a sus seguidores, por lo menos a ellos, la efectividad que era o es inocente. Pero ahora que siente su salud debilitada, no le importa cargar con la culpa a la cual lo sentenciaron, sino sentirse tranquilo en su casa, como antes en un cuartel militar o en la embajada del Japón.

Felizmente, la historia (más cercana) nos demuestra que hay gentes que fueron consecuentes, a nivel latinoamericano, con sus ideales: Luis de la Puente Uceda, Salvador Allende, Miguel Henriquez, Juan Pablo Chang, Javier Heraud y el más grande de todos, el Che Guevara.

Fujimori no es capaz de llegar a estas alturas. Ahora, sin embargo, cuando siente que el indulto es posible, por la presión mediática de los hijos y de su grupo político, ha vuelto a decir, poniendo a Humala en una encrucijada, que si sale él seguirá luchando por su salud, su libertad y su inocencia. Es decir, cuando siente que las cosas le pueden ser favorables, quiere inclinar la balanza a su favor. Esto demuestra, una vez más, lo cobarde y deshonesto que es. Esta puede ser una lucha contra el indulto(o alguna variante que encuentre el Ejecutivo) y contra la impunidad. Y contra la deshonestidad y cobardía que representa Fujimori.

                                      LA COBARDÍA PERSONALIZADA

La SEGUNDA PROPUESTA. Es una variante de la primera, pero más radical. Supongamos que Fujimori esté con cáncer terminal, ¿por qué darle el indulto a un ser corrupto y criminal que quebró y arruinó todos los sentimientos humanos, culturales y espirituales de nuestra sociedad, hecho que dura hasta hoy y que durará por mucho tiempo hasta que venga un gobierno honrado y popular? Si tiene que morirse, que se muera, porque en esencia, en lo más profundo de sus entrañas y conciencia, es corrupto, mentiroso y asesino. Que se muera en la cárcel. No solamente mandó matar a los de Barrios Altos y La Cantuta, sino a cientos de personas con las que no tuvo ninguna compasión.

                                   Y LO QUE ES VERDADERAMENTE

El indulto no debe proceder en un asesino y un ser de malas entrañas como él. Y no es indolencia. Es el grito, si se quiere, de los que murieron y no pueden ver ahora el cielo, las aves de sus pueblos y las estrellas. ¿Acaso se daría indulto, si lo hubiesen pedido, a Hitler y su Estado Mayor que fue juzgado en el famoso Juicio de Nuremberg (por crímenes de guerra: asesinatos, torturas, violaciones, crímenes a la humanidad: exterminios, muertes en masa, genocidios, los mismos por los cuales se acusa a Fujimori y su gobierno) y que sólo uno de ellos murió en la cárcel, Rudolf Hess, muerto en Inglaterra en 1987, pues los demás se liquidaron para no cumplir la condena? ¿Se indultaría a Mussolini, a Pol Pot, a Anastasio Somoza y familia (uno de los cuales murió abatido por los sandinistas en una emboscada), a Rafael Trujillo, a Papá Doc Duvallier, a Rafael Videla, a Augusto Pinochet y a tantos dictadores criminales que pulularon por toda nuestra América Latina, después de conocer sus horribles y horripilantes asesinatos?

Darle a Fujimori el indulto es no responder a las víctimas y sus familiares, es decir, a la historia. Comprendo, que puede haber y hay una óptica cristiana en todo esto. Pero no estamos decidiendo el futuro de nuestras generaciones, presentes y futuras, desde una visión aparentemente humanitaria, sino el destino de una sociedad que debe basarse en la justicia y en la razón política y social de sus hechos.

Que un verdugo termine sus días en la cárcel, por todo lo que ello significa, no es venganza, es cumplir el mandato humano y justo de una sociedad que merece defenderse. Yo estoy por esta segunda propuesta.

 
Habría una TERCERA SALIDA O ALTERNATIVA.
 Una práctica, sencilla, rápida. No como un acto heroico o de valentía, que sabemos que Fujimori no posee, sino como una actitud decidida para no seguir creando problemas y divisiones al país: sería la de la eliminación personal, el suicidio, como lo hicieron algunos de los jerarcas alemanes. 

El dr. Aguinaga, su médico de cabecera, que estuvo involucrado en las esterilizaciones forzadas a las mujeres del campo, podría ser de utilidad: entregarle algún aditamento médico para que su “jefe y guía” no siga padeciendo, ni la enfermedad ni la espera del indulto. No sugerimos que le alcance un revólver pues sabemos que el reo no es capaz de esa resolución.

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