jueves, 24 de junio de 2010

♣ EL AGUA DE LA DISCORDIA

El agua de la discordia


Los 10 acuíferos más grandes del mundo

1.- Areniscas de Nubia (África): 2.500.000 Km3 de agua.
2.- Gran Cuenca Artesiana (Australia): 1.750.000 Km3
3.- Acuífero Guaraní (Arg. Bra. Urug. Parag.): 1.200.000 Km3
4.- Norte del Sahara (África): 1.030.000 Km3
5.- Cuenca de Taoudeni (África): 800.000 Km3
6.- Cuenca de Murzuk (África): 800.000 Km3
7.- Cuenca de Illurmeden (África): 525.000 Km3
8.- Acuífero Ogallala (USA): 450.000 Km3
9.- Canning Officer (Australia): 400.000 Km3
10.- Acuífero Saudí (Asia): 160.000 Km3

Está en peligro el futuro del líquido elemento, cuya conservación atañe a todos y cuya escasez genera tensiones y puede causar guerras en el futuro. Un derecho humano convertido en negocio redondo para unos pocos.

“Ahora los Estados Unidos invadieron Irak, pero no se sorprendan si dentro de unos años decide invadir la Amazonía”, es la advertencia hecha por el egipcio Samir Amín, en 2009, en un foro mundial de Belem do Pará, Brasil.

Los foros internacionales sobre el agua se realizan cada cierto tiempo, masiva difusión de por medio y organizados por el Consejo mundial del Agua, CMA (patrocinado por la OMC, BM y el FMI), pero sus acuerdos no tienen un efecto vinculante entre los Estados. Pesa más lo político-económico antes que lo técnico, en esas reuniones, en las que compulsan dos posiciones antagónicas: la privatizadora y la conservacionista y al final la balanza se inclina a favor de LA PRIMERA, que considera al agua no un derecho humano básico, sino una lucrativa mercancía.

Agua dulce

Del 97 % del agua superficial del planeta Tierra, sólo el 3% es dulce y de este volumen el 70% está congelada en los polos y glaciares que constituyen una reserva de agua esencial para la humanidad. Según cifras estimadas, la población mundial es de 6.750 millones de habitantes. El 2050 se elevaría a 9.000 millones y la demanda de agua aumentará en 64.000 millones de metros cúbicos anuales. La situación se agudiza por su uso desmedido en el agro y la ganadería (70%), la industria (20%) y el consumo humano (10%).

Es lamentable anotar que en apartados lugares de muchos países pobres del mundo, la escasez del recurso hídrico provoca la muerte de un millón y medio de niños al año. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, carecen de servicio de agua potable más de 1.100 millones de personas, a las que se suman 2.600 millones que no disponen de un adecuado saneamiento en sus domicilios, como canales de desagüe, por filtraciones y tuberías averiadas, conexiones ilícitas, vandalismo y el desperdicio de agua por dejar caños abiertos. Sólo para construir y mantener estos servicios se necesita entre US$ 92.400 y 148.000 millones.

En el África vive el 20 por ciento de la población mundial que carece de agua potable (unos 170 millones). Los países más afectados son Chad (48%), Nigeria (47%), República Democrática del Congo (46%), Guinea Ecuatorial (43%) y Níger (42%). A este dilema cotidiano se añaden las sequías y éxodos masivos forzados, generados por guerras interétnicas en la región.

Aunque resulte contradictorio, América latina y el Caribe tampoco escapan al flagelo de la carencia del agua. Más de 77 millones de personas no tienen agua potable, 51 millones están en áreas rurales y 26 millones en zonas urbanas.

Amagos de guerras

El agua se perfila como el mayor factor de conflicto geopolítico del siglo XXI y se prevé que en el 2025 su demanda será 56% superior que el suministro actual. Los países que tienen suficiente recursos hídricos en su territorio serán blanco de saqueos, mediante la “persuasión” o la fuerza bruta de las armas de sus vecinos.

Alarman informes sobre el preludio de posibles conflictos armados en los llamados “puntos calientes” del planeta. En el Oriente Medio, el bíblico río Nilo, que cruza diez naciones africanas (Etiopía, Sudán, Egipto, Uganda, Kenya, Tanzania, Burundi, Ruanda, República Democrática del Congo y Eritrea), es motivo de continuas fricciones. Similares sobresaltos pasan irakíes, turcos y sirios, pueblos ribereños del Éufrates y el Tigris, ahora controlados por las transnacionales. Asimismo, la causa del conflicto entre israelíes y palestinos es la cuenca del Jordán; y el río Zambeze que recorre Angola, Zaire y Mozambique, es otro foco de disputa.

También asoman los recelos entre kazajos, kirguizos y uzbekos (de países costeros en el Asia Central), por el río Syr Darya, tributario del Mar de Aral. En el continente asiático, cada cierto tiempo, camboyanos, laosianos, tailandeses y vietnamitas se muestran los dientes por las contaminadas aguas del río Mekong, que languidece inexorablemente.

El río Indo tiene en permanente tensión militar a Pakistán e India, ambas, potencias nucleares. Al venerado Ganges las empresas que utilizan alta tecnología lo están convirtiendo en depósito de chatarra, por los residuos químicos y otras materias tóxicas arrojadas a su cauce. China, el gigante asiático, tampoco escapa al peligro; los ríos Yangtzé y Amarillo, el orgullo de antiguas dinastías, ahora en épocas de sequía amenazan en su curso, sumiendo en la desesperanza a miles de familias.

Rico botín

En este lado del continente está el Acuífero Guaraní, llamado también Acuífero Gigante del Mercosur. Tiene un área de 1,194,000 kilómetros cuadrados (superficie mayor que los territorios de España, Francia y Portugal, juntos). Es compartido por cuatro países: Brasil (839.000 km2), Argentina (226.000 km2), Paraguay (71.700 km2) y Uru¬guay (59.000 km2). Es una de las mayores reservas de agua subterránea almacenada del planeta. Se estima en unos 50.000 kilómetros cúbicos.

La existencia del acuífero se conoce hace medio siglo, a raíz de las exploraciones que realizaron empresas petroleras de estos países fronterizos, como Petrobras, YPF y Paulipetrol. Ahora se comprende por qué la codicia de los monopolios y la obstinada presencia de marines norteamericanos en la zona, con el pretexto de combatir al “terrorismo árabe”, que no son sino pacíficos comerciantes sirio-libaneses que negocian entre las mencionadas naciones. La presencia militar norteamericana obedece al afán de controlar esta enorme reserva acuífera.

El gran Amazonas, rico en flora y fauna, cuya existencia peligra por la contaminación de sus aguas, es otro recurso natural codiciado por las empresas monopólicas. No por azar, estas potencias económicas envían a los foros internacionales a sus agentes que fungen de científicos, a fin de presionar para que el río mar (que recorre desde la Cordillera de los Andes hasta el Océano Atlántico), se convierta en “patrimonio de la humanidad”, con la finalidad de explotarlo a su antojo, planteamiento rechazado por nueve países de la Cuenca del Amazonas: Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Brasil, Venezuela, Surinam, Guyana y Guayana Francesa.

Nuevos ‘barones’

Hace una década, ante la alarmante subasta del agua en el mundo, la influyente revista Fortune advirtió que: “El agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de la naciones”.

Se especula que en los próximos años las corporaciones transnacionales monopolizarán el 75% de este vital recurso. En un cuarto de siglo la venta del agua purificada creció más de 80 veces. En 1970 vendieron mil millones de litros, en el 2000 un total de 84 mil millones. Las ganancias fueron más de 2.2 mil millones de dólares, un negocio redondo con poca inversión. Los nuevos “barones del oro azul” construyen kilómetros de tuberías a través de los océanos, utilizando gigantescas cisternas de los antiguos barcos petroleros, y trasladan de un continente a otro su valiosa mercancía, por ejemplo desde Alaska a Europa y los países árabes.

La mira de las transnacionales es tener el control absoluto de este nuevo negocio con elevadas ganancias, claro está, estableciendo sus propias reglas de juego con precios cotizados en los principales mercados bursátiles del mundo.

Un caso emblemático fue el intento transnacional de explotar los acuíferos de Cochabamba y de La Paz, en Bolivia, (1999), por las empresas Aguas del Tunari (subsidiaria de Bechtel y Edison) y Aguas del IlLimani (concesionaria del poderoso grupo Suez). Pero ante la oportuna reacción nacionalista del pueblo Boliviano, el entonces presidente Hugo Banzer, tuvo que desistir de sus afanes privatistas. Para evitarse más problemas, ambas transnacionales rescindieron el contrato, liaron bártulos y se fueron del país.

Empero, la principal y permanente amenaza que acecha a los habitantes del altiplano y al parecer con resultados impredecibles, es la añeja ambición Chilena de desviar a su territorio las aguas del Lago Titicaca (en la parte que le corresponde a Bolivia), los ríos Mulato, Grande y otros, hacia el árido desierto de Atacama.

Flanco interno

A pesar de que el Perú tiene el 5% de toda el agua dulce del planeta, no escapa a estas penurias en gran parte del territorio nacional. Más de 250 conflictos entre pueblos colindantes del interior son una muestra latente de la crisis que afrontamos y las autoridades gubernamentales y regionales poco o nada hacen por darles una solución duradera, antes que lamentar tragedias en el futuro.

Por esta razón, también tenemos en el país nuestras propias ‘guerras del agua’; la situación de conflictos se encrespa en épocas de sequías, sembríos o electorales. Las escaramuzas entre los pueblos de regiones vecinas son frecuentes, citamos sólo algunos ejemplos: arequipeños, moqueguanos y tacneños; Arequipa-Espinar (Cusco) por el proyecto hidroeléctrico Majes-Siguas II; entre cajamarquinos y Minera Yanacocha (por acuíferos de las alturas del cerro Quillish); iqueños y huancavelicanos (Proyecto Especial Tambo Ccaracocha- Petacc), son algunos peligros latentes que afloran cada cierto tiempo.

El programa Agua para Todos, que impulsa el gobierno aprista, todavía no llega a la mayoría de las familias urbanas y rurales necesitadas, que bordean los 13 millones de habitantes. Aun cuando es publicitado en grandes paneles donde la humanidad presidencial sobresale en primer plano, resaltando las bondades del proyecto que ya beneficia a dos millones de usuarios. Sin embargo, a la mayoría de familias carentes del servicio todavía no llega el milagro hídrico. En opinión de los detractores del proyecto, el sistema avanza con lentitud y más bien con cálculos políticos, mirando a los comicios presidenciales del 2011.

Cifras preocupantes

- 2.400 millones de personas carecen de acceso adecuado al agua potable. 2.600 millones de habitantes de los países más pobres del mundo no tienen instalaciones de saneamiento básico. En el 2002, las enfermedades diarreicas y el paludismo mataron a unos 3,1 millones de personas.

- La ONU calcula que cada año se podría salvar la vida de 1,6 millones de personas, si accedieran al agua potable con instalaciones higiénicas adecuadas. La diferencia de consumo entre los países del primer mundo y el resto es abismal: un ciudadano de EE.UU. utiliza 600 litros diarios promedio, mientras que un africano apenas alcanza a 10 litros. En el 2005, la escasez de agua causó diez veces más muertos que todas las guerras juntas del planeta en el mismo período.

- Quedó establecido que los gobiernos deberán destinar 14 dólares de su ingreso en medidas de salud por cada dólar que dejan de invertir en proporcionar agua potable a sus habitantes.

- 120% de las especies del planeta se extinguieron o están en peligro de desaparecer, por la falta de agua y la presencia de residuos contaminantes. En los últimos años, la calidad del agua disminuyó considerablemente en varias regiones de la Tierra, acelerando el deterioro de los ecosistemas y el exterminio de las especies vegetales y animales de agua dulce, además de las graves consecuencias para la población. En el lago Chad, en África, el volumen del agua disminuyó el 90%, desde 1960, a causa del pastoreo excesivo, la deforestación y la ejecución de extensos proyectos de regadío incompatibles con el ambiente.

- Más de 100 países comparten ríos y cuencas hidrológicas; en su mayoría carecen de reglas y acuerdos para el buen manejo, preservación y distribución equitativa del agua.

- Seis países concentran la mitad del agua dulce del planeta: Brasil, Rusia, Canadá, Indonesia, China y Colombia.

- Menos del 3% de agua del mundo es dulce, pero sólo el 0,3% de este recurso es superficial (ríos, lagunas y lluvia).

- El 5% de agua dulce del planeta está en el Perú. Más de 70% de los glaciares de este continente están en nuestro territorio.

Willy Rojas
Colaborador
La Primera

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