jueves, 24 de septiembre de 2009

♣ HONDURAS: LA SECRETARIA DE ESTADO HILLARY CLINTON POR ENÉSIMA VEZ SE QUITA LA CARETA

Honduras: La Secretaria de Estado Hillary Clinton por enésima vez se quita la careta Enviado por: César Cando Mendoza En víspera de la nueva Asamblea General de las Naciones Unidas, la Clinton trata con el mismo rasero tanto a Roberto Micheletti cuanto a Manuel Zelaya. No es primicia: la jefa de la diplomacia estadounidense se ha pronunciado en este sentido más de una vez. El usurpador es igual al despojado. Regresa el juego del ajedrez diabólico: la Clinton clama por más mesas de negociaciones, y Micheletti es eco de ella: “…hacemos un llamado al mundo entero para decirle que estamos dispuestos a dialogar”. Ambos hablan idioma político similar. Hay más: la jefa llama a “ambas partes”, Micheletti-Zelaya, a “actuar de modo pacífico para tratar de alcanzar un punto de acuerdo”, y uno de los comilones del usurpador que oficia de Canciller de facto, Carlos López Contreras, al leer una declaración, en cadena de televisión, dijo: “Zelaya deberá ser entregado a los tribunales de justicia o llevado al país por medio de la embajada de Brasil, ya sea como asilado político o como lo juzgue conveniente”. Más claro no canta un gallo relacionado con el “punto”. …Y el punto se amplía. La señora Clinton habla por boca de Micheletti: “…estoy listo para conversar con el señor Zelaya, siempre y cuando el reconozca explícitamente las elecciones autorizadas por nuestra Constitución y pautadas para el 29 de noviembre”. El Imperio y los usurpadores aparecen de cuerpo entero al colocar en el tablero la ficha clave de las elecciones mañosas, con Tribunal Supremo Electoral, Corte Suprema y candidatos alquilados por la mafia árabe, la diez familias opulentas y la cúpula militar corrupta. El objetivo de los usurpadores es negociar con ventaja, en la situación actual: Zelaya permanecerá el lapso suficiente en la embajada para que los golpistas prosigan manipulando a su favor; prisionero bajo presión del Imperio norteamericano, acaso terminará aceptando la bondad del proceso electoral con el beneplácito de algunos de los dirigentes del Frente de Resistencia, a cambio de la posibilidad de presentar un paquete de firmas para ante el nuevo Congreso Nacional, destinado a formalizar la convocatoria de consulta popular a Asamblea Nacional Constituyente, además de perdón y olvido a favor de Zelaya.
La apuesta es factible de no terciar la mayor parte de los hondureños que, en menos de 100 días de resistencia, han aprendido la lección de luchar con sus propias manos; saben que en Honduras está en peligro inminente la disminución de soberanía en más de un pueblo de América latina; conocen a ciencia cierta que sus enemigos de clase son aptos para cometer cualquier trastada, excepto el suicidio. Han aprendido que la lucha por la segunda y definitiva independencia no tiene el menor atisbo de éxito sin el apoyo de los pueblos hermanos. Esto último es lo que teme el Imperio norteamericano y sus gobiernos lacayos. No en vano, Micheletti muestra su auténtica traza pro imperialista para llamar a los golpistas de Venezuela, en contra del presidente bolivariano Hugo Chávez; “ Yo les digo a los hermanos venezolanos, desháganse de ese dictador político porque les está causando daño a la economía del pueblo, porque el petróleo que regala es de todos los venezolanos”. Sólo en la crasa ignorancia de este Micheletti germina el “regalo” en economía: nada es gratis, y en hidrocarburos menos; el pueblo venezolano dejó de invertir su petróleo en servicios sociales para canalizarlo a favor del pueblo hondureño sometido por los mercantilistas de nuevo cuño, mismos que desesperadamente sostienen a los usurpadores del poder político. Por lo demás: nombrar “dictador” a Chávez, en boca del golpista timador, es, por decir lo menos, torpeza. La presencia de Manuel Zelaya en Honduras no es por sí sola garantía para echar a los autores, cómplices y encubridores del zarpazo. Sólo el pueblo con una dirección política perseverante para continuar con el proceso de cambio radical que se inició en las calles y montañas, es el verdadero fiador; sólo el posibilitará una Constitución Política que borre los privilegios de las familias acaudaladas y la casta militar cuyo jefe de las Fuerzas Armadas dura cinco años en sus funciones, consentido por el Congreso Nacional, período que supera al de presidente de la república; que sancione a los usurpadores del poder político legalmente constituido, a los ministros de diversas religiones que las invocan para defender los intereses de las familias holgadas y los monopolios extranjeros; que ensanche los derechos de ciudadanía, y derogue los excesos que gozan las empresas políticas participantes de elecciones populares; que prohíba las bases militares extranjeras en territorio nacional; que demande un modelo económico congruente con la realidad nacional y la soberanía. Una Carta Política que recoja con creces las aspiraciones de los hondureños en resistencia. No cabe el cansancio en el pueblo hondureño cuando se trata de defender la dignidad ganada con Morazán. Ha llegado la hora de evitar que la sangre derramada por sus hijos, sirva de tapa rabo para los seis candidatos a la presidencia de la república y otras representaciones postizamente populares. La resistencia popular ha justificado su actuación histórica, y completará su cometido cuando consiga quebrar la calaña militar que, hace rato, dejó de defender la integridad territorial y la Constitución.

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