domingo, 19 de julio de 2009

NO TODO ESTÁ PERDIDO. De Selva de Lambayeque (Parte 5)

No todo está perdido (Parte 5) Los pobladores de Kañaris y otros pueblos cercanos, acostumbran quemar durante los meses de agosto y setiembre nuevos sectores del bosque, en busca de más terrenos frescos, cada vez más hacia arriba. También los extractores de madera de Huacapampa, Pucará y Jaén están arrasando con los árboles. La ausencia total de guardias forestales convierte el lugar en el paraíso de los traficantes de madera con motosierra. Ahora la camioneta desciende por laderas deforestadas con retazos de selva intacta en las cimas de las montañas. Abajo se ve el pueblo de Kañaris. ¿Por qué una comunidad arrasa con su principal recurso? "Cuando se les pregunta por qué talan las montañas (como ellos llaman al bosque), se quedan callados, como no sabiendo que existe otra alternativa diferente a talar, quemar y sembrar", sostiene el ingeniero Aníbal Calderón.
"Pero no todo está perdido -agrega Aníbal-. Aún se puede hacer mucho. Todavía queda un sesenta por ciento de relictos. La mayor parte inexplorada. Es necesario elaborar un mapa forestal detallado de los bosques de Kañaris. Clasificar los mejor conservados para establecer un Área Natural Protegida de carácter nacional. Al mismo tiempo, capacitar a los campesinos en técnicas agroecológicas para evitar la agricultura migratoria, además de establecer estrategias de protección inmediata con la presencia del INRENA y de la población organizada". Especies como el oso de anteojos, el tapir de montaña, el majaz, el armadillo, el cotomono; o aves como el quetzal andino, el pillko, la pava parda, el paujil, el tucán andino y la turricha podrían desaparecer de la zona en pocos años si sigue este ritmo depredatorio. Aquí aún se puede hallar el árbol de la quina, extinto en la mayor parte del Perú, pese a que figura en el Escudo Nacional.

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