lunes, 27 de julio de 2009

HONDURAS. MICHELETTI Y EL GUITARRISTA DE OLANCHO

Enviado por: C�sar Augusto Cando Mendoza (futepichincha@hotmail.com) Testimonio del Guitarrista de Olancho(1) Fabulario 1 En época de la dictadura de Tiburcio Carias Andino, no había energía eléctrica en Olancho. Y, con oscuridad y todo, solíamos salir de parranda con mi guitarra y los muchachos de la cuadra. Mi fama de guitarrero se había extendido por el lugar. Tenía más amigos que enemigos, entre los primeros estaba el papá de “Mel” Zelaya, que me llevaba para dar serenata. Y como ya le entraba al Yuscarán(2), el hombre me gritaba: “No te lo tomes todo, deja para los demás.” Los viejos dejaban en la botella sólo un octavo para mi consumo. El abuelo de “Mel” era primo hermano de mi madre, así que yo vengo a ser más que amigo. Por motivo de política, mi padre dejó Honduras, y yo con el. A mi regreso, estudié Derecho, como para seguir los pasos de mi abuelo Ernesto. Todavía recuerdo aquel día que, recostado en la hamaca, me miró para retarme: “Oye, tienes que ser abogado”, dijo sin tartamudear. Y al preguntarle la razón de su dicho, abonó con sartas de argumentos, como que debo luchar por la justicia. Al morir me dejó cien libros por biblioteca. A poco me fui a Francia para culminar mis estudios. En aquella tierra amé a una mujer llamada Libertad, la amé hasta lo inconfesable pero no alcancé a desflorarla. Mi juventud es un extenso tomo de picardías, quizá una enciclopedia. Para empezar, he bebido de todo, sólo marihuana no he fumado. Francia me enseñó lo que “Mel” ni siquiera sospecha. Yo tengo independencia mental, y doy razón al que la tiene; el improvisa, yo proyecto; el es emotivo, yo controlo mis sentimientos. Ahora bien, mi pariente, que algo tiene de inteligente, me llevó de asesor, y no de embajador de la ONU. Claro que al comienzo me incomodé, luego salí avante(3). Por boca de mi hijo Enrique supe que “Mel” había recapacitado pero ya tarde. Dijo “que se había equivocado al llevarme de asesor.” Cuando asesor inspeccioné a “melcocheros”, esos que hacen el papel de zánganos en la colmena, que se la pasan persiguiendo a la reina virgen, adulándola. Esos son los patricios del Estado, dueños de la miel del poder; ellos tienen la función de poner y quitar ministros, tomados de la colmena de asesores patricios. Es el juego del círculo vicioso. Yo soy vivísimo. Es algo congénito. Hace rato yo hubiera sido Presidente de Honduras de no mediar la orden impartida al Presidente del Tribunal Supremo Electoral por parte de Roberto Suazo Córdova, en 1987, para que no inscriba mi candidatura. Aún recuerdo lo que me dijo: “Sos muy vivo y los podés joder…”, refiriéndose a mis contendores, que, todos juntos, no valían uno. Micheletti me nombró Canciller, y me propuse demostrar al mundo que la inhabilitación y remoción de “Mel” no fue un golpe de Estado sino un procedimiento legal para evitar que se rompiera el orden constitucional por la intención de convocar al pueblo, mediante encuesta, a una Asamblea Constituyente. Con esto último quería limpiar la actuación de las fuerzas armadas, principalmente en lo de la detención de “Mel” y el rollo del viaje a Costa Rica. Mis once días en la Secretaría de Relaciones Exteriores me dio la oportunidad para sacarme al negro de encima, al Obama, por la presión que ejercía para hacer lo que no debemos. Claro que me excedí, mejor dicho metí la pata; fue por la champaña de la madrugada.¿Qué dije? Bueno, que he negociado con maricones, prostitutas, con ñángaras izquierdistas, negros, blancos. Eso dije. No tengo prejuicios raciales; que me gusta el negrito del batey que está presidiendo los Estados Unidos. Dije que ese imperio ya no es defensor de la democracia; que el negrito no conoce dónde queda Tegucigalpa; dije que nosotros sí sabemos dónde queda Washington. Eso dije. Micheletti estaba enfadado por mis declaraciones, hizo redactar cartas de disculpas para que yo las firme, pero otra vez fue demasiado tarde. Después de todo, tanto escándalo para no más de las declaraciones de un ciudadano vivísimo, que dijo la verdad y nada más que la verdad. Yo aprendí Derecho, insisto, en Francia, Volatire y Rousseau hablan por mi boca, y los pelos que adornan mi pecho no tengo ni de lejos en la lengua. Me ratifico en eso de “grupitos que andan por ahí” para nombrar suavemente a la OEA, y a El Salvador, ¿qué pasa?, dije que no valía la pena hablar con un país tan chiquito, en el que no se puede jugar al fútbol porque la pelota se cae al otro país. ¿Qué hay de malo en eso? Mi firma tiene precio, y Micheletti lo sabe. Esta vez fue la secretaría de Gobernación y Justicia. El muy cabrón creyó erradamente que me había devaluado. Pero esto es motivo de otro cantar.
.................
NOTAS:
(1)Olancho.- Leer más en: http://es.wikipedia.org/wiki/Olancho
(2)Yuscarán.- Aguardiente de Caña. Nombre que toma de un pueblo de Honduras.
(3)Avante.- Adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario