jueves, 18 de junio de 2009

JÓVENES, EL MUNDO ES VUESTRO, ORGANIZARSE PARA PARTICIPAR Y TRANSFORMAR EL MUNDO

Los jovenes si se proponen, son los destinados a transformar el mundo a través de la forja de la Sociedad Superior.
"Los jóvenes antisistema no son los únicos que se rebotan" La presidenta del Consell de la Joventut de Barcelona cree que el asociacionismo juvenil es la mejor fórmula para mejorar el modelo de ciudad Solo en la ciudad de Barcelona existen más de 1.000 entidades juveniles con unos 30.000 jóvenes que dedican parte de su tiempo libre a implicarse en la transformación de la ciudad desde ópticas sociales, educadoras o culturales. Son datos del Informe 2008 del Consell de la Joventut de Barcelona (CJB) (http://www.cjb.org/ca/pdf/cataleg_presentacio_cas.pdf), asociación independiente que el año que viene cumplirá 30 años y que aglutina a más de 90 entidades y federaciones de la ciudad. Ver página: http://w3.bcn.es/XMLServeis/XMLHomeLinkPl/0,4022,121995261_125215299_2,00.html Cot es presidenta del CJB desde el pasado mes de febrero Desde el pasado mes de febrero Marta Cot es la presidenta de un Consejo, que cree en el asociacionismo juvenil para contribuir a la definición social de la ciudad a partir de las propuestas que se formulan en la entidad. Cot, que empezó a tomar conciencia de ello cuando con 18 años entró a formar parte de un grupo de escoltas, considera importante que las escuelas y centros educativos enseñen a los más jóvenes a encontrar espacios para participar, “algo que también se debe practicar”. La presidenta del CJB rompe una lanza en favor de un colectivo “que no siempre sale bien retratado en los medios” y que “aunque quiera ser feliz, sabe que las cosas cuestan y lo que es el esfuerzo”. Marta Cot desmiente que los jóvenes quieran irse a vivir fuera de Barcelona pero admite que “la ciudad tiene algunos mecanismos que lo dificultan”. Aún así es optimista y piensa que esta crisis es una buena oportunidad para que el asociacionismo crezca y, “entre todos, seamos capaces de cambiar el modelo de ciudad”. -En 2010 se cumplirán 30 años de vida del Consell de la Joventut de Barcelona. ¿Cuáles cree que han sido los logros más importantes que ha conseguido la entidad que ahora dirige en todo este tiempo?
-Una de de las cosas importantes que se han hecho últimamente es formar parte e incidir en el Plan Director de Juventud que pretende recoger las propuestas que se hacen desde las diferentes entidades para mejorar la ciudad. Esperemos que, con el tiempo, muchas de estas propuestas que se han hecho puedan tirar adelante. Después, históricamente y de cara a las entidades juveniles ha siso clave idear un espacio como este, que les sirva de recurso y como promoción para que los jóvenes independientes puedan asociarse en alguna de las entidades. -¿Qué relacionan tienen actualmente con la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento?
-Nos reunimos periódicamente en comisión para valorar cuáles son las propuestas que se hacen desde las entidades y hacer un seguimiento de las políticas en materia de juventud. -Interpreto entonces que tienen ustedes capacidad legítima para influir en las decisiones que toma el ayuntamiento en materia de juventud…
-El ayuntamiento de Barcelona es muy grande y esto hace que a veces sea complicado ver realmente donde llegan esas propuestas que has hecho. Hay políticas de jóvenes relacionadas directamente con la concejalía de juventud pero también existe otras políticas que no sólo afectan a esta concejalía o acciones directas que tiene que ver con un determinado distrito. Esto también requiere un esfuerzo de convencimiento a estos distritos. Que la teoría llegue realmente a la práctica cuesta mucho. En materia de trabajo o de vivienda, por ejemplo, queda mucho por hacer, pero nuestra forma de incidir en este tipo de políticas debería ser muy transgresora para tener una incidencia directa, pues también depende de organismos estatales. La incidencia final que tenemos en la vida de los jóvenes puede parecer poca, pero a la vez, estamos avanzando en temas de equipamientos juveniles en los barrios, por ejemplo. -¿Qué les resulta más complicado, incidir en la política municipal, aunque sea a nivel de barrios y distritos, o lograr convencer a la gente joven la de la necesidad de asociarse en alguna de sus entidades?
-El asociacionismo es clave para logra cualquier cosa. Es importante que los jóvenes se vinculen a alguna entidad o, porque no, que creen algunas de nuevas. Tiene que ser un trabajo en equipo para que se organicen y trabajen propuestas que sirvan para mejorar la ciudad. El asociacionismo juvenil es clave para cambiar la ciudad. -No me ha contestado a la pregunta. ¿El nivel de asociacionismo juvenil en Barcelona es alto o figura en la carpeta de tareas pendientes?
-Crear una entidad nueva es difícil, lo reconozco. Pero creo que sí que hay muchos jóvenes que tienen ganas de participar. El asociacionismo tal y como lo entendemos requiere de un compromiso a largo plazo que muchas veces es difícil de lograr, no sólo por parte de los jóvenes sino de todos los colectivos sociales. También te digo que muchas veces el solo hecho de participar ya es un lujo, porque es algo que requiere unas horas, un tiempo, y hoy en día se hace muy difícil conciliar la vida laboral, con la personal o familiar. Creo que las ganas y la intención de participar existe, y nuestro trabajo es poder facilitar y canalizar estos deseos. -Quedémonos con la buena noticia. Según ustedes, los jóvenes tienen ganas de moverse y de cambiar cosas, aunque les cueste. Es una idea que contrasta con parte del discurso actual, ya sabe, aquello de que los jóvenes pasan de todo y que solo se preocupan por saber dónde irán de fiesta la próxima semana…
-Últimamente solo salimos en los medios cuando alguien rompe cosas en las manifestaciones. Hay muchos jóvenes que no hacen todo lo que se dice en las noticias o en la series de televisión. Parece que el discurso general es que la participación de los jóvenes es inexistente. Te puedo asegurar que hay una gran parte de este colectivo que sí que trabaja en este sentido aunque no tengan tanta repercusión en los medios. -Como veo que nos ataca directamente se lo pregunto, ¿cree que los medios tienen parte de responsabilidad en la imagen que se tiene actualmente de los más jóvenes?
-(Sonríe). Sólo digo que a mi también me gustaría en los medios saliera el trabajo que muchas veces se hace desde alguna de las entidades juveniles que hay en la ciudad. Creo que eso ahora es inexistente. Si hay 30 jóvenes reunidos y haciendo propuestas en común, no salen en ningún sitio, si están los mismos jóvenes, o sólo tres, rompiendo cosas en la calle, sí que se habla de ello. -Sea un poco crítica. ¿Cómo valoran desde el Consell las acciones que se han llevado a cabo los últimos días en materia de protestas anti-Bolonia?
-Faltan espacios reales de trabajo entre los jóvenes estudiantes, en los que se puedan reunir para participar de diferentes opiniones. Quizá no estemos suficientemente informados, es cierto que habían opiniones contrarias dentro del propio colectivo de estudiantes, hasta el punto de que parecía que si no se llegaba a una medida drástica no se podía cambiar nada. Nosotros estamos en contra de llegar a este límite, así que debo decir que han fallado mecanismos entre los jóvenes y de los jóvenes con las universidades o con los políticos para poder trabajar con más información y colaboración de todos. -¿Cuál es la línea que recomiendan seguir ustedes a partir de ahora para tratar un debate social que sigue más abierto de lo que creemos?
-Encontrar espacios comunes para que estudiantes y universidades puedan dialogar y ver cuál será la aplicación real que este plan tendrá en nuestros centros, en todas nuestras universidades. Ahora mismo, la sensación que tenemos es que ya está todo hecho y que por mucha sociedad civil que se ponga en contra esto no servirá de nada. -¿Consideran que hay un movimiento antisistema especialmente fuerte en Barcelona como se ha pregonado en algunos medios?
-Yo no sé si realmente están tan organizados como se dice. La sensación que yo tengo es que cuando invitas a los jóvenes a participar en algún proceso y finalmente su incidencia no es real, se acaba llegando a una sensación de frustración general que deriva en ciertas actitudes. No creo que sólo sea cosa de antisistemas organizados. Ahora mismo, parece que en los barrios, distritos y en la ciudad en general la opinión de los jóvenes cuenta poco y eso provoca un rebote general, no solo por parte de los antisistema. -¿Se ha perdido la identificación de la gente joven con su barrio?
-No es que se haya perdido, es que hay muchas cosas que han cambiado. A pesar de ello, creo que hay muchos jóvenes que sí que se implican con su barrio. Trabajamos con algunos sitios, como Gràcia, Les Corts, Sants donde la gente se mueve mucho y tienen espacios de referencia para ello. -También se dice que la ciudad de Barcelona está expulsando a los más jóvenes…
-Los jóvenes quieren seguir viviendo en Barcelona, pero hay mecanismos que lo dificultan. Eso no quiere decir que no haya identificación. -¿Esos mecanismos pueden traducirse en vivienda y empleo?
-Sí, por ejemplo. Hasta hace poco la principal preocupación de los jóvenes era conseguir una vivienda digna, pero ahora eso ha cambiado y el tema del empleo es lo que más preocupa. Sólo hay que ver como afecta la tasa de paro a los jóvenes de menos de 25 años. La crisis se está notando y el problema es que municipalmente parece que hay pocas competencias en este tema. -Los políticos confían en los jóvenes para salir de la crisis. ¿Qué pasa por la cabeza de los colectivos que aglutina su consejo cuando escuchan este discurso, teniendo en cuenta las condiciones laborales que hay hoy en día en el mercado?
-Sobrevivir ya es muy complicado. A pesar de esto, veo que hay muchos jóvenes que quieren aprovechar este momento para cambiar y reiniciar un nuevo modelo o nuevos sistemas alternativos. Cuando a pesar de esa voluntad, eso no sucede, pasa lo que te comentaba antes de la sensación de frustración general que se acaba haciendo notar en la mayoría de manifestaciones. Nosotros seguimos pensando que ahora es el momento de asociarse, la unión hace la fuerza, y poder cambiar estos modelos. Quejarse está bien, y a veces es necesario, pero lo más importante es poder trabajar en equipo para poder hacer propuestas que vayan un poco más allá. -La cultura del esfuerzo. Dígame que no tiene razón los que aseguran que los jóvenes no saben que es eso, por favor.
-(Ríe). Claro que la tenemos, lo que pasa es que queremos cambiar algunas cosas. Muchos jóvenes no quieren trabajar eternamente para vivir, que es lo que está pasando ahora. Tenemos otra cultura del bienestar con la que queremos ser felices, pero esto no quiere decir que no queramos trabajar o que no creamos que las cosas no cuesten. Cuando ves el compromiso que muchas empresas tienen ahora con los trabajadores jóvenes te desanimas y dedicas los esfuerzos a cambiar el mundo de otras formas. Pero hay jóvenes que trabajan, estudian, y además participan. Más esfuerzo que esto…No es justo que se acuse a los jóvenes de no esforzarse. Es mentira. -¿Hay algún modelo de ciudad con la que les gustaría estar equiparados?
-Barcelona tiene muchas cosas positivas, ahora parece que lo ideal sea Porto Alegre o los sistemas de los países nórdicos. Pienso que Barcelona puede ser un sitio de unión mediterránea que puede aportar muchísimas cosas. Tiene un nivel asociativo metropolitano muy rico, pero a la vez complicado porque somos muchos los que vivimos en la ciudad. Queda trabajo por hacer, no lo dudes, pienso que Barcelona tiene que encontrar su propio modelo, simplemente.
La Vanguardia-España.

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