sábado, 1 de noviembre de 2008

EL MAESTRO Y LA FORJA DE SU CONCIENCIA EDUCATIVA

Por Carlos Villacorta V.
Honrando las excepciones, los maestros hemos perdido la fuerza y el espíritu para el cambio transformador si alguna vez lo hemos tenido. El bajo salario puede ser una justificación, pero no es razonable, no entra dentro del campo del raciocinio. La responsabilidad está en uno mismo junto al otro, creando una red de raciocionio que nos permita ver las circunstancias económicas y sociales y nos forjen una conciencia educativa capaz de enfrentar la realidad adversa que nos toca vivir. No basta desearlo y no basta el cambio de método y contenidos que generalmente son palabras sin criterio de aplicación, totalmente al margen de la realidad: El maestro debe ser leal consigo mismo y trabajar como debe ser. El maestro debe asumir un compromiso personal, superando el recelo uno del otro, que hace que un maestro sea enemigo del otro. La primera lucha fundamental que debemos emprender los maestros es la lucha cruenta contra uno mismo e imponernos una conciencia educativa científica y colectiva. La conciencia educativa científica y colectiva consiste en la necesidad de participar en la acción transformadora, fortaleciendo siempre al colectivo. Sin desmerecer a nadie, sin pensar que lo sabe todo y el otro no sabe nada. Esa actitud nos cierra las puertas para emprender un trabajo solidario. Es una búsqueda constante de abstraer la realidad y actuar sobre ella para transformarla, dando y adquiriendo; porque, la educación se adquiere y se da. La conciencia educativa significa ser maestro y ser alumno a la vez. Jamás tener el recelo que un alumno también me puede enseñar. No en los términos que uno enseña, sino con sus preguntas y observacones, con su actitud y sus problemas como niño o joven. Ser maestro y alumno a la vez eleva nuestros conocimientos. En ese sentido, forjar nuestra conciencia educativa es fundamental.

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