viernes, 14 de noviembre de 2008

EL DEPARTAMENTO DE SAN MARTÍN, LOS CHANCAS Y POCRAS. PARA EL PLAN LECTOR

Por Carlos Villacorta V.
LA LEGENDARIA INCURSIÓN DE LOS CHANCAS Y POCRAS EN LA SELVA El departamento de San Martín, republicanamente fue creado el 14 de setiembre de 1906, su historia y geografía está determinada por la historia y geografía de sus míticos y legendarios pueblos, formados hace miles de años por su gente indomable, rebelde, brava y sobre todo bien chamba. Con machete al cinto y el hacha al hombro, forjaron lo que es hoy pueblos en desarrollo. Cuentan cronistas e historiadores, que los incas, siempre han codiciado la grandiosidad de la Selva que colindaba con el Antisuyo. Realizaron muchos intentos de colonización, pero todas fracasaron, por la dificultad de transporte de tropas a falta de vías de comunicación y el insalubre para ellos del clima tropical. Pero, para los CHANCAS y los POCRAS no hubo ningún impedimento. No contentos con el dominio incaico y ansiando su libertad, se rebelaron contra el gobierno de Yahuar Huaca. Con más de 50 mil hombres y al mando de ANCOALLO jefe de los nativos Chancas, sitiaron el Cuzco haciendo huir desesperadamente a su Inca, pero, su hijo Huiracocha, organizando valientemente la resistencia, logró vencer a los aguerridos Chancas y Pocras, quienes huyeron por la montañas de Bombón y Huanuco, y, muy lejos de sus perseguidores, llegaron hasta las orillas del río Mayo y se establecieron algunos de ellos en la llanuras de Muyupampa y otros en Lamas, en el sitio que le dieron el nombre de Ancohuallo, cuyo barrio existe hasta hoy poblado principalmente de nativos lamistas y posiblemente otros en Chachapoyas. Más tarde estos pueblos fueron conquistados nuevamente por los incas. El profesor Moyobambino Juan Daniel del Águila Velásquez, en su interesante libro “El Pasado Histórico de Maynas”-1971-p.3, consigna los siguientes datos: • El cronista Herrera, en sus “DECADAS”, atribuye al Inca Túpac Yupanqui la conquista de los Chachapuyas, Muyupampas y Motilones (Lamas y Tabalosos). En 1447, el indicado Inca, con 20 mil hombres, avanzó sobre los belicosos “Chachapuyas”, que opusieron resistencia hasta que fueron dominados, tras sangrientos combates. • Gracilazo de la Vega, en sus “Comentarios Reales”, expresa: “Fue muy trabajoso ganar la provincia de los Chachapuyas, y costó mucha gente al Inca, así como por la aspereza y dificultades de la tierra misma, como por ser gente muy animosa y valiente”. • Cieza de León, al tratar de las conquistas de Huayna Cápac, refiere que: “en los Chachapuyas, halló gran resistencia, tanto que por dos veces volvió, huyendo desbaratado, a los fuertes, que para su defensa se hacía y con favores que le vivieron, se revolvió sobre los Chachapuyas y los quebrantó de tal manera que pidieron paz, cesando por su parte, la guerra. Diose condiciones ventajosas al Inca, que mandó pasar muchos de ellos a que residiesen en el mismo Cuzco, en condiciones de “mitimaes”, puso guarniciones ordinarias de soldados para que estuviesen por frontera” (SEÑORÍO DE LOS INCAS. – Cap. 63). Los españoles, apropiados ilícitamente ya del Perú, su ambición enfermiza y sin límites, les cupo informarse de la existencia de riquísimas y pobladas tierras de la parte selvática del Nor-oriente, y, a partir de 1535, emprendieron la búsqueda de un NUEVO DORADO, codiciado y conocido como “El Dorado” Quizá más rica y abundante de oro y plata que el Cuzco y Cajamarca juntos. Así fue como los Alonso de Chávez, Francisco de Fuentes, Juan Sánchez, Agustín Díaz, Juan Pérez de Guevara y Diego Díaz, en una primera expedición. Después los Pedro de Ursúa y los Lope de Aguirre, etc. mezclaron e impusieron sus peculiaridades personales y europeas en nuestra Amazonía y particularmente en San Martín, donde ahora campea el espíritu judeo-cristiano. Esto es lo que muchos o por no decir todos los recopiladores de nuestras costumbres se “olvidan” de detallar. Por ejemplo el tunchi (alma en pena) es un espíritu maligno traído por los católicos españoles. El mismo chullachaqui (duende, sátiro o gnomo) tiene su origen español, claro, por cierto, adoptado a nuestras características. De igual forma de la adoración a la cruz, a las estampitas, estatuas de “santos”, etc.

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